Cuidarte para cuidar -en la enfermedad y/o incapacidad de la pareja-

Si cuidas de tu pareja porque está sufriendo una enfermedad que le deja física y/o emocionalmente muy limitado/a y necesita ayuda para el día a día, para empezar, estás haciendo un gran trabajo

Y diciéndote esto, no quiero alimentar la responsabilidad enorme que ya sientes por ello.

A veces, aunque no puedas o no te permitas expresarlo creyendo que no queda bien ante los demás, te prohibes reconocer que hay días, que se te hace muy cuesta arriba.

¿Piensas que el cuidado de tu pareja en esta situación es responsabilidad única y exclusivamente tuya? 

¿O es que estás segura que solo tú le vas a cuidar bien?

¿Tiene sentido el auto sacrificio total?

Estás cansada, agotada, siempre estás dando…, dando apoyo, dando cariño, dando amor, dando soluciones, dando ánimos, dando todo y…..

Tú también existes

¿Te habías olvidado? 

¿o tampoco te permites pensar que tú también necesitas recibir apoyo, recibir cariño, recibir amor, recibir soluciones, recibir ánimos, en definitiva, recibir fuerzas, energía y, de vez en cuando, alegrías?

Hablemos de ti, solo de ti, independientemente de la situación que ha llevado a que tu pareja sea dependiente y tenga que ser cuidada. 

Hablemos de tus necesidades, aunque pienses que no las tienes…,¿no crees que si “te das permiso” para hacer algo por ti, te sentirás mejor con todo? 

Hay días que temes que te pregunten simplemente ¿cómo estás? porque sabes que simularás una sonrisa y dirás “...bien” de forma automática pero, ¿estás realmente bien?

“Se supone que los desafíos de la vida no están para paralizarte; están para ayudarte a descubrir quién eres”.

— Bernice Johnson Reagon.

Como cuidadora, quieres ayudar y mejorar la calidad de vida de tu pareja ya que no puede valerse por sí mismo/ay asumes esta labor destinando gran parte de tu tiempo a ello. 

Lo haces voluntariamente para sentiros mejor los dos pero a veces, te pesa como una losa, tienes sensación de sobrecarga y te sientes más sola que nunca.

Cuidar a tu pareja puede tener muchas recompensas.

Para la mayoría de las personas que cuidan como tú, estar presente cuando tu pareja te necesita es vital y quieres que sea así.

El peligro es que este rol se te puede ir de las manos y puede cambiar haciéndote sentir enfadada, cansada, sola o triste. El estrés que puedes sentir en esta situación es muy normal.

En realidad, estás haciendo una labor, que por mucho que quieras y lo hagas de buena gana, es compleja y muy dura, que requiere mucha dedicación, empatía, paciencia, gestión emocional para afrontar todos los posibles estados de ánimo del otro/a. 

Todo ello, llega un momento que acaba haciendo mella y te produce un estrés que no sabes muy bien qué hacer.

Sé sincera contigo misma, ¿te identificas con alguno de los siguientes síntomas?

  • Sensación de soledad
  • Tristeza
  • Ansiedad
  • Cansancio o agotamiento gran parte del tiempo
  • Irascibilidad o susceptibilidad
  • Falta de tiempo para ti misma
  • Sentir que la situación se te va de las manos
  • Insomnio
  • No quieres reconocer o afrontar tu realidad
  • Consumo de medicamentos o aumento de las adicciones
  • Dificultades financieras
  • Sientes preocupación a todas horas
  • Cambios de peso
  • Dolor de cabeza habitualmente u otros síntomas

Si has contestado que sí a algunos de los estados anteriores, lo más probable es que estás empezando a sufrir, o ya sufriendo, estrés como cuidadora, y ello es totalmente normal. 

Dicha normalidad no justifica que no tengas que preocuparte y ocuparte en ello.

El síndrome del cuidador es un riesgo para tu salud

Y piensas: ¿Y qué hago?

Lo primero de todo es dejar de culpabilizarte por ello al tiempo que dejar de pensar que eres “superwoman” y puedes con todo porque esto ya está más que demostrado que no es así.

Esta sobrecarga mantenida un largo período de tiempo, se convierte en un estado de agotamiento a nivel emocional, físico y mental que se traduce en estrés, agotamiento y desesperanza que invade tu vida afectando a todas tus áreas y limitando tu visión para ver la salida a esta situación. 

En conclusión, puede llegar el momento, si no ha llegado ya, que te sientes sobrepasada.

Por tanto, tu salud se puede resentir y tu cuerpo empezará a dar señales de ello. Tienes todos los puntos para tener un estado de ansiedad o de depresión u otras enfermedades respiratorias, cardíacas, etc.

Una vez eres consciente de ello, será importante que empieces a cambiar algunas cosas en tu vida para que este estrés no vaya a más y la factura sea la reducción de tu salud y de tu calidad de vida.

Te sugiero que empieces a poner en práctica lo siguiente:

  1. Deja la autoexigencia a un lado y sé realista con lo que puedes hacer.

    Cuando empiezas a ver la realidad de hasta dónde puedes llegar y lo asumes, empiezas a liberarte de culpa y te dejas de sobrecargar.

    Piensa que lo estás haciendo todo lo mejor que sabes.  Eso ya es mucho y está muy bien.
  1. Establece unos objetivos realistas y a corto plazo. 

    Si piensas que solo si le cuidas se pondrá mejor o, al revés, se pondrá bien si estoy con él o con ella no son unas expectativas reales en la mayoría de los casos.
  1. Para evitar el agobio que te produce el no tener tiempo para todo, planifícate a corto plazo y prioriza lo que realmente lo merece.
  1. Reconoce y expresa tus sentimientos. No son ni buenos ni malos, no es el momento de juzgarlos, solo de sacarlos, liberarlos y quitarte ese peso de encima de estar llevándolos a escondidas sin darles su lugar. 

    Es más, expresar impotencia, frustración o ansiedad con determinadas personas externas puede darte alivio y sentirte más acompañada.

    Recuerda que el cuerpo habla lo que la mente calla.
  1. Aprende recursos para poder gestionar tus emociones con ayuda profesional o de grupos de apoyo. 
  1. Pide ayuda, puedes empezar por pedirla a otros miembros de la familia o a amigos, seguro que más de uno o una te sorprenderá con la respuesta y podrás contar con apoyo.

    Piensa que también puedes ir a terapias, formaciones que se ofrecen a las personas que cuidan así como tener más información sobre la enfermedad o situación de tu pareja y de esta forma poder comprender y gestionar mejor la situación.

    Algo muy importante para ello es que reconozcas que necesitas ayuda y que estás dispuesta a recibirla.
  1. Cuídate a ti. Tómate tu tiempo y tu espacio. 

    No es posible estar viviendo 24 horas y 365 días para otra persona relegando tus cosas a segundo y tercer plano por si queda “una migaja de tiempo”. 
    Esto no hace más que desgastarte. Si empiezas a realizar alguna actividad que te aporte beneficio o a hacer cualquier cosa fuera de esta situación y para ti, te ayudará a sentirte mejor.

Eso sí, deshazte de la culpa y los remordimientos de nuevo, no te aporta nada ni a ti ni a tu pareja.

Tómate tu cuidado como una responsabilidad muy importante para la cual necesitas tiempo:

  1. Tiempo para pasar con amigos y familiares, las conversaciones que mantienes con ellos y ellas son imprescindibles para “limpiar tu mente” y volver mejor que nunca junto a tu pareja. Estas relaciones reducen el estrés.
  2. Mantén una alimentación sana y equilibrada
  3. Realiza alguna actividad física que te guste (yoga, estiramientos,...) casi todos los días
  4. Practica mindfulness o técnicas de relajación
  5. Procura dormir las horas que necesitas
  6. Permítete un descanso de vez en cuando en un fin de semana o unos días seguidos
  1. Sé realista con lo que tiene tu pareja y las perspectivas que tienes, con lo que sientes y, en general con toda la situación. 

No quieras mirar hacia otro lado y hacer como si no pasara nada porque al final te va a salir todo en forma de sentimiento, síntoma en el cuerpo, etc. y será peor. 

  1. Establece límites con tu pareja: hay que saber decir “no”,  “hasta aquí” sin sentirte culpable.
  1. Felicítate por lo bien que lo estás haciendo todo y siente que estás haciendo lo correcto y lo mejor para tu pareja y para ti. 

Deja de ver solo lo que no te sale como esperabas o los fallos y focalízate más en todo lo que haces bien.

  1. Pide ayuda profesional si notas que cada día que pasa los síntomas van aumentando y te sientes cada vez peor o con menos fuerzas. 
    Contacta conmigo
    si este es tu caso para poder ayudarte.

Para terminar, te propongo un ejercicio que puedes hacer cada vez que sientas que estás sobrecargada o que entres en estados negativos.
Se trata de un ejercicio de respiración basado en el mindfulness.

Puedes realizarlo tumbada o sentada con la espalda recta y relajada.

  • Cierra los ojos
  • Céntrate única y exclusivamente en tu respiración.
  • Siente como el aire entra por tus orificios nasales y vacía tu mente dejándote fluir y solo sintiendo el aire como va circulando.
  • Saca el aire por tu nariz sin alterar tu ritmo respiratorio
  • Deja que tu mente y tu cuerpo se vayan relajando con cada inspiración 

Sigue practicando esta respiración consciente de 5 a 10 minutos a tu ritmo.

Si en algún momento, tus pensamientos se van a otros temas fuera de la respiración, no pasa nada, es normal al principio. 

Toma consciencia de ello y vuelve de nuevo a concentrarte en tu respiración.

Espero que este ejercicio te ayude.

Si en algún momento sientes que la situación te desborda, no dudes en ponerte en contacto conmigo. Juntas vamos a conseguir que aprendas a gestionar esta situación con el objetivo de tener una mayor calidad de vida para ti y para los que te rodean. 

Pide una cita conmigo a través de este enlace y le daremos la vuelta para poder estar mejor.

Que estés siempre muy bien.

Con amor y serenidad,

Lina Tur

Si tienes algún comentario, sugerencia o duda, puedes enviarme un mensaje a info@linaturcoach.com y estaré encantada de responderte.

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