Te levantas por la mañana con tu pareja y lo primero que piensas es…, a ver por dónde me va a salir hoy…
¿Qué me va a decir que va a desencadenar una discusión?
¿Qué va a hacer que me va a irritar?
¿Qué voy a tener que reprimir, dejar de decir, dejar de hacer, tragarme… para no terminar como siempre?
Temes ya su sola presencia porque sabes que el día va a acabar mal, pero…, no puedes vivir sin él o sin ella y, ¿no te atreves a dar ningún paso?
¿Quisieras a veces que desapareciera de tu vista pero no tanto de tu vida?
¿Sientes que estás durmiendo con tu enemigo o tu enemiga?
Conozco perfectamente esta sensación…, y si bien ahora la recuerdo en el pasado como el ejemplo de la RELACIÓN TÓXICA sin más, en el momento en el que estás ahí lo pasas mal, bien mal, por eso puedo entender tu sufrimiento.
Lo normal es empezar una relación con la ilusión de que sea una fuente de apoyo, de amor incondicional; sin embargo, algunas veces pasa que esto dura lo que dura y en un corto espacio de tiempo se convierte en una relación con tensiones, discusiones, problemas, en una relación negativa en la que, en lugar de estar en el mismo bando del equipo, parece que sois enemigos y a ver quién fastidia más al otro o a la otra, ¿es así o no?
Este tipo de situaciones pueden ser emocionalmente agotadoras y muy dañinas para ambos.
Las causas principales que pueden provocar el haber llegado a esta situación van desde no saber comunicarse de forma sana, diferencias significativas en los valores de base, desgaste de la relación, no haber superado experiencias traumáticas de la infancia o de anteriores relaciones que no han quedado bien cerradas, problemas externos bien sean laborales, de familia, de salud o trabajo que crean altos niveles de estrés o no saber poner límites sanos a la otra persona en el momento adecuado.
Algunas señales que te pueden indicar que tu relación de pareja va camino de convertirse o que ya es “una relación de enemigos” son:
1. Mala comunicación: Discusiones constantes y destructivas, críticas, insultos y desprecios a todas horas.
2. Falta de apoyo de tu pareja en el día a día: No está cuando le necesitas con lo que te sientes solo o sola.
3. Desconfianza mutua.
4. Distanciamiento: No solo emocional si no también evitando el contacto físico o no siendo tan asiduo como antes.
5. Competitividad entre vosotros: Parece que estáis compitiendo el uno contra el otro en lugar de ir de la mano ante la vida.
6. Control y manipulación excesiva por parte de uno o de ambos sobre el otro o la otra.
7. Falta de empatía hacia el otro: No mostrando interés ni entendimiento hacia las necesidades del otro o la otra.
8. Dependencia emocional.
Si bien no te voy a decir que la situación sea fácil, sí que es importante que la atiendas lo antes posible para que no acabe con un desgaste emocional excesivo /en ti que afecte a todas las áreas de tu vida y del que luego te cueste mucho salir.
1. Afrontar la realidad siendo consciente de la misma y reflexionando sobre tu papel dentro de esta relación, en resumen, saber dónde estás.
2. Valorar si estás dispuesto o dispuesta a realizar cambios por tu parte y si la otra persona también está dispuesta a realizarlos para que la situación mejore. Una pareja siempre es cosa de dos y ambos tendréis que poner de vuestra parte, si solo lo hace uno, está en desequilibrio y no funcionará.
3. Comunicaros de forma honesta, abierta y transparente expresando lo que realmente sentís y lo que queréis.
4. Escuchar las necesidades del otro con respeto y empatía.
5. Hacer un Pacto/Alianza donde establecéis los límites sanos dentro de los cuales os vais a mover y respetarlo.
6. Busca ayuda profesional realizando una terapia de pareja o individual para resolver conflictos del pasado que quedaron abiertos o heridas sin cerrar. Contacta conmigo y te acompañaré en este proceso.
Si bien la opción de recuperar la relación es una de las vías a trabajar, habrá casos en los que el daño emocional es muy profundo y no haya vuelta atrás.
También puede ocurrir que no se llegue a un acuerdo entre los dos o que no haya capacidad dentro de la pareja de cambiar la dinámica de la relación y salir de la toxicidad. En estos casos ya solo queda afrontar el proceso de acabar la relación.
Recuerda que una relación sana requiere dedicación y compromiso, si no estás dispuesto o dispuesta a darlo y tu pareja tampoco, es mejor optar por decir adiós y que cada uno continue su camino en la vida.
¿Y qué pasa si tengo claro que mi relación no va a cambiar, pero tampoco puedo separarme de mi pareja?
Cuando ocurre esto, entras en lucha interna ya que una parte de ti te dice que no puedes seguir y debes salir de donde estás y otra te dice “sí, quiero separarme, pero ¿cómo?, si no puedo…”
Para poder entender este “no puedo…” te voy a hacer una serie de preguntas para tu reflexión:
¿Te da miedo quedarte solo o sola en la vida?
¿Crees que dependes de tu pareja?
¿Tienes la creencia de que “hay un solo amor para siempre” pase lo que pase?
¿O quizás crees todavía en que “el amor puede con todo”?
¿Te sientes presionado o presionada por tu entorno social de familia, amigos, entorno laboral para seguir manteniéndote en pareja?
¿ESTÁS ESPERANDO QUE ÉL O ELLA CAMBIE?
Si has contestado afirmativamente a una sola de estas preguntas ya puedes empezar a intuir lo que hay detrás de ese “no puedo separarme…”
Y ahora te pregunto:
¿Qué es lo que realmente entiendes por pareja?
¿Qué es lo que buscas en una pareja?
¿Tu relación actual es así? ¿Cumple con lo que buscas? ¿Cubre tus necesidades en este sentido?
Reflexiona sobre ello y saca tus conclusiones y si puede ser por escrito, siempre mejor.
Ahora la decisión está en tus manos, como siempre, la responsabilidad es de cada uno, así que te deseo tomes la mejor decisión sobre qué hacer y hacia donde ir en este momento de tu vida y tengas la fuerza para llevarla a cabo.
Un abrazo,
Lina
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