Necesito que cada día tenga 36 horas mínimo para hacer todo “lo que tengo” que hacer.
Un día, de repente, estaba desayunando en un hotel donde estaba por trabajo, y noté que me empezaba a faltar el aire, me sentía física y mentalmente agotada y a la defensiva, como si en cualquier momento fuera a pasar algo malo o me fueran a dar una mala noticia, estaba muy nerviosa, sudaba y mi corazón empezó a ir a una velocidad que parecía me iba a salir del pecho.
Muy poco a poco me fui recuperando, mi respiración se fue tranquilizando y mientras lo hacía no paraba de llorar, y no sabía tampoco muy bien porqué lloraba, lo veía todo gris, negativo, sin saber qué hacer, bloqueada y cuando ya conseguí calmarme, me quedó una sensación de abatimiento y debilidad extrema en todo mi cuerpo.
Ese día tomé consciencia de que había ido demasiado lejos, me había exigido demasiado, me había sobrepasado, quería hacer de todo y además, todo bien.
Un reto poco realista del que te das cuenta y de sus consecuencias, solo cuando empiezas a salir de él o ya has salido.
Hacía unos meses que tenía molestias fuertes en el estómago, me dolía la espalda, sobre todo las cervicales y sufría de insomnio.
Iba tomando pastillas para una cosa u otra sin mirar mucho más allá y seguía como podía.
“No me daba la vida” pero tampoco me paraba a ver qué estaba ocurriendo, simplemente pensaba que era lo normal en esta sociedad en la que estamos, donde todo va muy rápido, saboreas poco, dejas pasar mucho y parece como que si no estás “subido a este tren”, te quedas atrás laboralmente hablando y “fuera de juego”.
Además, si encima tienes un trabajo que está muy bien, te pagan bien y estás considerada, parece como si hubieras enloquecido o no valoraras lo que te está dando la vida provocando un sentimiento de culpabilidad y de ser desagradecida con el mundo. Vamos, que peor no me podía sentir.
¿Había vida más allá de mi trabajo?
¿Cómo había podido llegar hasta esta situación límite?
Aunque en aquel momento no lo veía, hoy te diré que, por supuesto que había vida y una vida con un abanico de posibilidades enorme que no veía o no quería ver pero que un día, gracias a un episodio de ansiedad fuerte, “me senté conmigo misma” durante horas y empecé a tomar decisiones serias, por mi bien, por mi salud, por mi vida, por mi bienestar físico y emocional, para mí.
Si no estaba bien yo, poco o nada en mi vida iba a estar bien.
Así que fuera miedos y a analizar mi vida para saber lo que SÍ quiero y me da tranquilidad y alegrías, lo que NO quiero porque me descentra y me provoca angustia y, el margen que tengo para manejarlo, que ya te digo que siempre ese margen es bastante mayor de lo que a simple vista vemos o pensamos.
¿Te identificas con este sentimiento en algún momento de tu vida?
¿Has pasado o estás pasando una situación así y te sientes perdida?
¿Piensas en tirarlo todo por la borda, ya sea, trabajo o vida personal o cualquier cosa para vivir más tranquila y en paz y así proteger tu salud?
Vida solo hay una, al menos como la que tienes ahora, así que piensa bien si esto es forma de vivirla o es hora de tomar una decisión y vivirla de otra manera.
Sabemos que lo que tenemos en común en esta vida todos los seres es que queremos ser felices, y, hacemos lo posible para alcanzar la felicidad.
¿o… nos dejamos llevar por cómo nos vienen las cosas lamentándonos?
El estrés laboral te puede dar muchos síntomas: físicos, emocionales, conductuales y cognitivos.
Es un trastorno a veces difícil de ver y de reconocer ya que el día a día no te permite y “no te permites” parar a pensar en ello, te da para seguir el ritmo como puedas y ya; pero ahí está él, el estrés haciendo de las suyas poco a poco y tu cuerpo dándote señales que ignoras hasta que, a veces, es demasiado tarde, y se acaba con problemas en el corazón, en el sistema respiratorio, presión arterial alta, obesidad por trastornos en la alimentación, depresión, migrañas y problemas en la piel entre otros.
Otros síntomas también muy evidentes de que estás sufriendo una situación de estrés son la falta de concentración, nivel de energía bajo, pérdida de memoria y cansancio a todas horas.
Todo esto no son más que avisos de que algo va mal y que debes mirarlo para darle una solución.
Según Hans Selye, médico y fisiólogo austrohúngaro, el estrés es “la respuesta inespecífica de un organismo frente a cualquier demanda o exigencia producida por diversos estímulos ambientales”.
Y es que el estrés en su dosis adecuada no es malo porque es el motor que nos impulsa a los desafíos, a las metas, a ser mejores permitiendo que salgamos de nuestra zona de confort de forma voluntaria y controlada.
“No es el estrés el que nos mata, es nuestra reacción al mismo”.
— Hans Selye
Pero luego hay situaciones en la vida en la que sentimos que no somos capaces de hacer frente y tenemos una respuesta exagerada y negativa. En este momento nos sentimos desbordados, nos sube el cortisol y se desencadenan una serie de síntomas o enfermedades en nuestro cuerpo.
La forma de sentir y vivir el estrés cambia de una persona a otra debido a que cada uno ha tenido unas vivencias diferentes a lo largo de su vida y esto hace que su percepción de las cosas también sea diferente.
Al final, la forma en que afrontamos situaciones de estrés dependerá de cómo las vivimos, y cada persona lo hará de forma diferente.
Y ¿qué puedes hacer para paliar estos efectos y afrontar estas situaciones minimizando sus efectos negativos?
Este ejercicio lo puedes hacer diariamente o semanalmente para organizarte mejor y así bajar el estrés.
Coge papel y boli y dibuja 4 apartados o columnas poniendo lo siguiente:
Cuando tengas el día planificado así, cúmplelo tal y como lo has escrito y verifica por la noche cómo te sientes. Lo normal es que al principio estés raro/a pensando que te falta algo o que estás haciendo algo mal, con el tiempo irás acostumbrándote y verás como va saliendo todo pero sin estrés continuo.
Con esto ya habrás ganado mucho y la calidad de tu vida aumentará notablemente.
Te animo a que lo pruebes y a contactar conmigo para agendar una sesión en la que te ayudaré a hacer tu nueva agenda, además de otros recursos muy potentes que podrás utilizar cuando te veas inmerso/a en una situación donde tengas exceso de tareas y evitarás llegar a situaciones límite como la que yo viví.
Recuerda que tú eres el que controla tu vida, no tu vida a ti. ¡¡Coge las riendas!!
Te deseo que estés siempre muy bien 💫✨
Con amor y serenidad,
Lina Tur
Si tienes algún comentario, sugerencia o duda, puedes enviarme un mensaje a info@linaturcoach.com y estaré encantada de responderte.
Recibe artículos y otros contenidos de valor