Cuando una relación acaba, independientemente de que la decisión la hayas tomado tú, la otra persona o haya sido tomada de forma conjunta, es bastante normal que tiendas a recordar, principalmente, los momentos buenos en lugar de los malos.
Uno de los factores principales que llevan a esta situación es el riesgo de salir de tu zona de confort.
Para tu cerebro, la zona de confort no quiere decir que sea ‘la más confortable’, sino la más conocida y en la cual se mueve bien porque puede prever las respuestas (los siguientes movimientos), es decir, es una zona que, aunque no sea la ideal, incluso aunque haya dolor, la controla porque sabe lo que va a pasar.
Por tanto, tu cerebro te va a recordar los momentos buenos para que vuelvas a tu zona de confort por muy ‘incómoda’ que fuera realmente.
Al fin y al cabo, tu cerebro está programado para evitar situaciones potencialmente peligrosas para ti, es decir, está programado para auto protegerte.
Cuando te enfrentas a lo desconocido y no tiene el control ni sabe lo que va a ocurrir, interpreta que estás en peligro, como es el caso después de una ruptura de pareja y, además de entrar en miedo y ansiedad, te recuerda a través de esos ‘buenos momentos’ que van apareciendo por tu mente, lo bien que podrías estar para tratar de evitarte el dolor.
Es un sistema de protección que podríamos decir, en este caso en particular (en otros no), erróneo, ya que sería tan solo un refugio temporal para no afrontar la realidad que tarde o temprano tendrías que hacer frente.
De aquí derivan otros factores psicológicos y emocionales entre los cuales están:
1. Idealización del pasado: tu mente tiene a distorsionar los buenos momentos amplificándolos y haciéndotelos vivir como ‘una gran pérdida’ así como minimizando la parte negativa de discusiones, diferencias, peleas y conflictos que haya habido.
2. Sensación de no fracaso: al recordar los buenos momentos o momentos felices, refuerzas tu autoestima y te sientes bien.
Sigues experimentando, de alguna manera la felicidad a momentos al no acabar de soltar y eso te mantiene en la ‘falsa’ esperanza.
3. Nostalgia selectiva: tu mente tiende a seleccionar de forma natural los momentos positivos y felices y así se ven reducidos tu dolor, tu tristeza y sufrimiento que provienen de la ruptura.
4. Negación u olvido de los momentos negativos: al bloquear o reprimir tu mente los recuerdos que son dolorosos para ti, eso te distorsiona la imagen real de lo que ha sido tu relación pudiendo caer en este momento en reflexiones o conclusiones equivocadas.
Así pues, si bien es normal que puedas recordar los buenos momentos después de una ruptura, es importante también que seas consciente de este movimiento, de esta tendencia que no siempre te estará reflejando con exactitud la realidad de lo que ha sido tu relación.
En este punto es importante que recuerdes que, en tu relación, como en todas las relaciones, han habido altibajos y que los momentos negativos o de sufrimiento también han formado parte de ella y hay que tenerlos presentes.
Si estás leyendo esto y te encuentras en esta situación, es importante que tengas en cuenta tu historia de forma global con todo lo que has vivido, tanto lo positivo como lo negativo.
Si quieres, puedo acompañarte en este proceso con el fin de obtener una perspectiva más equilibrada de tu relación y así poder avanzar hacia una vida futura más saludable y feliz.
Con cariño,
Lina
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