En principio, tus elecciones de pareja se escapan a tu lógica y a tu razón.
El pensamiento que tienes suele acabar con un:
“¿Por qué siempre repito con el mismo tipo de persona si no me ha ido bien antes?”
“¿Cómo puede ser que me vuelva a ir mal y tenga tan mala suerte?”
“Mi pareja no es como yo quiero pero…. no voy a acabar con esta relación por muy tóxica que me parezca porque me da miedo otra opción…”
“Siempre me pasa lo mismo, ¿por qué otra vez a mí?”
Y las respuestas que te das a este tipo de preguntas son algo asi:
· “Puede que sea lo que me ha tocado en la vida…”
· “Seguramente cambiará y algún día será todo diferente…”
· “Mis amigas, mis padres, familia en general tampoco tienen suerte en el amor…”
· “Tal vez el amor, ser felices y comer “perdices”…¡ya sabes! no existe, es todo un cuento de niñas pequeñas y esto es lo que hay, así que tengo que aguantar…”
· “No quiero separarme otra vez y sentir de nuevo el fracaso, seguiré así…”
¿Cuántas veces te has visto o has visto a una amiga o amigo tener parejas que parten de un mismo prototipo y que lloran el fracaso de su relación?
Es importante que sepas que esta situación es bastante más común de lo que piensas y esto puede tener para ti dos lecturas diferentes:
En cualquiera de las dos situaciones, no tienes una forma de solucionar tu situación actual de manera que te quedes tranquila y sientas que todo está bien para ti.
El amor en la pareja no es algo reciente de nuestra época. Llevas detrás una historia familiar y evolutiva como especie que es importante que sepas para poder entender tu vida, conociendo las huellas que ha dejado en tu mente y poder empezar, de forma consciente, a cambiar este rumbo.
Lo primero de todo será saber qué tipo de relación personal deseas. Hoy en día, ya no es como antes que se buscaba la protección y el compromiso a cualquier precio.
Las personas hemos evolucionado y hay otras formas de ser felices dentro de la pareja basada en otros objetivos y valores, por tanto, quizás ésta es la primera resistencia a la que te puedes enfrentar, saber separar lo que se espera de ti por parte de la familia, de la sociedad, y, lo más importante, lo que esperas tú de tí misma y empezar a buscar lo que realmente quieres.
Algunas de las preguntas que puedes hacerte para esto son:
¿quieres realmente estar sola o acompañada ahora mismo en la vida?
¿buscas una relación a corto o a largo plazo?
¿Con qué formato de pareja te sientes mejor: cada uno en su casa y sois pareja, vivir juntos y compartir todo o cualquier forma que exista entre una y otra situación?
Al final, todo está bien si tú estás bien y de lo que se trata es de que encuentres tu propia forma desde tu centro, desde tu autenticidad.
Cuando lo tengas habrás dado el primer paso para poder unir tu vida a una persona de forma tranquila, sólida, equilibrada y a tu manera.
En este paso inicial tan importante y que solemos saltarnos todos es en el que debes invertir más tiempo y energía para poder saber exactamente lo que necesita tu corazón, tu cuerpo y tu mente y así dejar de llevarte por tu entorno o por lo que está bien o está mal que solo hace que te sientas confundida y acabes repitiendo historias que no quieres.
Y eso ¿qué significa?
Pues que creemos que elegimos a nuestra pareja desde la libertad y nada más lejos de la realidad.
Puede que incluso te haya pasado que no sabes qué tiene la otra persona que te gusta, o le ha ocurrido a alguien cercano a ti, pero el hecho es que te gusta y se establece una atracción muy fuerte y que no le encuentras una explicación.
Pues bien, te diré que, aunque a primera vista no tenga explicación, sí la tiene a nivel inconsciente y de esto es de lo que te voy a hablar ahora.
Por un lado está el tema físico que viene determinado por el encéfalo que dirige nuestros impulsos más primitivos y la corteza cerebral que nos diferencia a las personas del resto de las especies. La atracción sexual se origina en el encéfalo y cuando pasa de ser algo más de significado que una función reproductiva, interviene la corteza cerebral dando paso al erotismo, por ejemplo. De esta forma, la parte física de las personas hacen que te inclines más hacia una persona u otra cuando se trata de elegir pareja.
Es decir, es lo que sentimos cuando conocemos en un primer momento a alguien y nos atrae, sin saber nada más de dicha persona.
Aquí entran en juego una serie de mecanismos de índole más primitiva como la secreción de sustancias como pueden ser un tipo de proteínas u otros que hacen que se elija a un determinado tipo de persona. Llegados a este punto y de forma inconsciente, pensarás que esta otra persona reúne las cualidades para que vuestra descendencia tenga unos genes más fuertes ante las infecciones u otras enfermedades.
Hasta aquí es una forma de elección de pareja que no controlamos pero no es la única.
Hay más.
Tenemos, por otro lado, toda la experiencia que llevas acumulada desde que naciste.
Ésta va formando el prototipo perfecto para ti de pareja y que te ha condicionado y te condicionará siempre hasta que conseguirás desbloquearlo.
Los padres juegan un papel protagonista en toda esta historia. La forma en que has vivido la relación entre tus padres como pareja así como la relación que tengan ellos contigo será determinante.
Has conocido el “amor” o el “no amor” a través de tus padres ya que han sido las primeras personas con las que has creado este vínculo.
Con todo esto, te haces un prototipo inconsciente de amor en pareja y, cuando conoces a alguien que se acerca a este ideal, sientes esa llamada, esas “mariposas en el estómago” y quieres estar con esa persona.
A partir de ahí se irán tejiendo en tu interior todas las necesidades “no satisfechas” que has tenido con tu padre o con tu madre y buscarás cubrirlas en la relación con tu pareja.
Suena fuerte pero es real. Te pongo un ejemplo:
“Si has vivido en tu niñez una relación conflictiva entre tus padres y los has visto sufrir; además tu madre siempre te ha dicho “no te cases porque será tu perdición”, éste es el programa que llevas de forma inconsciente dentro de ti y que salta cada vez que conoces a una persona que te gusta. Probablemente lo que hagas es boicotearte, pensar que no puede ser que te haya tocado alguien bueno e ideal y empezarás a buscar excusas para distanciarte sin entender porqué lo haces. Esto producirá roces en la relación y empezará el conflicto. La realidad es que te apartas o buscas excusas para que así las cosas no vayan bien porque llevas el patrón de que la pareja hace sufrir porque te lo dijeron desde pequeña y es lo que llevas arraigado actuando en coherencia con ello.
O, puede ocurrir justo lo contrario, que te fijes -sin saber porqué- en personas que son conflictivas y te pases el día discutiendo, y, ¿a quién te recuerda esto? Evidentemente a lo que has visto de pequeña entre tus padres, por tanto, por muy mal que lo pases, seguirás estando ahí porque es “lo normal”, tu zona confort, lo que ya conoces y no te planteas nada más".
¿Hasta cuándo ocurrirá esto?
Hasta que logres desbloquear el programa que llevas integrado y consigas actuar desde tu ser, desde tu punto de vista, viviendo tu vida y no la de otras personas como padres y madres que por mucho que los queramos, y sabiendo que han hecho lo mejor para nosotros, no tenemos el porqué seguir llevando sus “mochilas”.
Te propongo un fácil ejercicio para empezar a desbloquear este programa que llevas:
1. Obsérvate.
Recuerda qué necesitaste o qué necesitas en tu relación que no tienes. Anótalo reflexionando sobre ello.
Este paso es muy importante ya que para llegar a tu objetivo final, que es el desbloqueo de tu programación mental, debes saber primero de dónde partes e identificar cuáles son los pensamientos o emociones que tienes.
Es importante aquí que no te juzgues ni intentes cambiar nada, tan solo observa.
Puedes ayudarte de preguntas como:
¿Qué es lo que siento normalmente y me gustaría cambiar?
¿En qué momento tengo este tipo de pensamientos o emociones?
¿Cuándo las siento más y cuando las siento menos en mi vida?
¿Desde cuándo siento estas emociones? ¿Qué ocurría en mi vida en ese momento?
2. Contémplate sin juzgarte. No se trata aquí de buscar explicaciones, excusas o justificaciones a si algo está bien o mal.
Simplemente se trata de tomar consciencia de una realidad para poder cambiarla.
Nuestro cerebro está acostumbrado a crear juicios continuamente y eso es algo a evitar especialmente en este momento, no es necesario y no te va a aportar un beneficio. Por tanto, sigue contemplándote pero sin juzgar, tan solo dejando ir y venir todo tipo de emociones que te vengan.
3. Identifica tu programa o patrón mental. Ya solo con ello has dado en la tecla para empezar el trabajo que te llevará al desbloqueo más adelante.
Con esta identificación, se te abrirá un nuevo mundo ante ti, un mundo en el que empezarás a ver el inicio de tu nueva forma de vida.
Necesitarás sobre todo compasión, paciencia y permiso de ti hacia ti para que este momento salga y empieces a tomar consciencia.
Intenta escribir todo lo que te venga a tu mente, recuerda, sin juicios, sin apegos, solo como observadora.
Como si estuvieras viendo la película de tu vida.
4. Una vez tienes tus experiencias localizadas, acéptalas, forman parte de ti y te condicionan.
Aceptar es fluir con tu vida, es vivir, es estar en el aquí y en el ahora y tomar lo anterior como un aprendizaje para, a partir de este momento, lograr el cambio que quieres ver en ti y que es de una mujer más segura, más empoderada, más decidida, sin miedo y teniendo los objetivos claros.
5. Inicias un nuevo camino, ahora sigue poco a poco, busca ayuda externa para avanzar y confía en ti, de esta forma conseguirás dar un giro en tu vida y que tus relaciones sean una fuente de felicidad.
Pide cita conmigo si quieres seguir indagando y progresando en esta línea llegando al origen de tus bloqueos, liberándolos dejando de llevar tanta carga a tus espaldas y, por fin, empezar a ver la vida con los ojos que te mereces.
Ah! y recuerda las palabras de Einstein:
“Locura es hacer la misma cosas una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”
¡¡Así que despierta ya y ponte manos a la obra!!
La vida te está esperando y es maravillosa.
Que estés siempre muy bien.
Con amor y serenidad,
Lina Tur
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